Holi’s soul

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No me llames Holly, llámame Holi

BEGOÑA DEL TESO – Donostia, mayo 2020

Podríamos llamarnos Holly. De hecho, ¿qué chica no ha soñado alguna vez con ser Holly Goligthy, es decir, Audrey Hepburn en Desayuno con diamantes, y cantar de vez en cuando Moonriver acompañada por una guitarra? Podríamos claro. Pero nos llamamos Holi.

Aunque también pudiera ser que quienes nos llaman por teléfono desde lugares que no son ni la calle Easo ni el Boulevard de San Sebastián y acaben de hacerse amigos nuestros nos llamen de vez en cuando Holly pensando en que somos puro cine, puro Hollywood, pues algo tenemos, sí, de fábrica y expendeduría de sueños (bio-eco-sostenibles). Puede que cuando nos contactan vía las redes nos llamen Holly porque piensen que somos diez santas. Nada en contra, hay algunas que nos gustan bastante, María Magdalena, Juana de Arco, Santa Rita (a la que hay que cumplirle lo que le has prometido porque si no, te quita lo concedido y además es, junto con Santa Quiteria, la patrona del Muelle donostiarra). Pero en realidad de santiñas tenemos más bien poco por más que seamos buena gente.

Nos interpelan por facebook llamándono Loli. No está mal. Aunque preferiríamos Lola. Por La Faraona (se cumplen ahora 25 años de su muerte, pena, penita pena).

Nos llamamos Holi y no Holly ni Loli

Nos llaman de todo pero resulta que nuestro nombre es Holi. Y sí, podría ser por ‘holístico’, principio filosófico y vital enunciado por Aristóteles que viene a significar que el todo es mayor que la suma de sus partes y en nuestro caso, que para lograr el bienestar y la salud hay que contemplar tanto el cuerpo como el alma, tanto el espíritu como la piel y nuestras vísceras.

Pero no, nos llamamos Holi porque cuando nuestra aventura empezó allá por los 70 del siglo y el milenio pasados, La India era mucha India y todo lo distinto, lo ayurvédico, la meditación, el encuentro con la ansiada serenidad y la pasión por una forma de vida y espiritualidad distintas venían de allá. Porque leíamos el Bhagavad Gita y los poemas del gran místico Kabir.

Nos llamamos Holi y no Holly ni Loli por el festival que se celebra con la primera luna llena de primavera en Calcuta, Bengala, Orissa, Manipur y en cualquier lugar cerca o lejos de Bollywood. Allí donde haya un puñado de hindúes. El festival de los colores. El festival del fuego. El fuego, siempre el fuego. Como en nuestra Noche de San Juan: quemar los errores, lo malo, lo podrido. Reivindicar lo que vuelve a brotar, lo nuevo, lo bueno. En la celebración del Holi se recuerda que hubo una reina malvada que quiso que su sobrino adorase a su padre como si fuera un dios. Se negó él pues solo se inclinaba ante Vishnu, El Protector, El Conservador. Su tía atrajo a Prahlada a la orilla de una gran hoguera, creyéndose ella a salvo porque llevaba un manto mágico. Pero Vishnu se lo arrebató y envolvió a su protegido de las llamas terribles… Celebramos en el Holi el triunfo del Bien sobre el Mal.

En el festival Holi se danza porque la vida se renueva cada primavera (incluso aunque la estemos pasando confinados). Se cubren los participantes de polvos de colores. Como en la ‘Tomatina’ de Buñol pero en hermoso. Se arrojan unos a otros aguas teñidas con tintes naturales (¡atención! la globalización ha hecho que todo el planeta celebre esta ceremonia pero en muchos sitios los barreños están llenos de polvos sintéticos y de sulfato de mercurio, tened cuidado) y se ama y se rinde pleitesía a los árboles que florecen. Como hacemos nosotros cuando, esa tarde del 23 de junio bailamos en torno al fresno sagrado.

Por eso nos llamamos Holi

Por eso nos llamamos Holi. Porque auun en plena Fase Cero, Fase Uno o Fase Dos seguimos confiando en la Naturaleza, en nosotros y en vosotros. Porque nos gustan los besos de supercolores. Y hasta una película superpequeña pero bien bonita rodada en Bilbao donde, junto a La Ría, también celebran un Festival Holi y donde hay una Maribel Verdú en plan actriz tremenda. Se titula El doble más quince y la dirigió Mikel Rueda. Cuando la suban a alguna plataforma on line, echadle un vistazo. Mientras, llamadnos Holi. Aunque si nos llamáis de otra manera, también os responderemos. Faltaría más.

BEGOÑA DEL TESO – Donostia, Sábado, mayo 2020