Leyendo a Eva Arrieta porque no es lo que comemos sino cómo lo comemos
BEGOÑA DEL TESO – Donostia, Julio 2020
Es donostiarra. Consulta en la calle Aldamar. Casa y bosque en Aiete. Jugó al baloncesto e hizo ballet. Fisioterapeuta y osteópata, tiene, naturalmente, twitter (@rbakaikoa), instagram (evarrieta.cuarate) y una web (arrietaosteopatia.com). Aparece unas cuantas veces en YouTube. En una de ellas (a través de muselines.com) pasea junto al mar y entre árboles. En otras reflexiona con los espectadores sobre ese miedo tan humano a que nos hagan daño. También nos comunica una buena nueva que ya deberíamos haber asumido y asimilado hace varias generaciones: “tenemos un cuerpo maravilloso con una precisión exquisita, Y además es mágico, mágico porque es nuestro ángel de la guarda y nos va a avisar cuando estamos teniendo comportamientos que no son beneficiosos para nuestra salud o cuando no estamos llevando una buena dirección en nuestra vida”.
Y resulta que a esa donostiarra que jugó al baloncesto e hizo ballet; a esa youtuber, fisioterapeuta y osteópata quién y Planeta le ha editado su primer libro,
¿Por qué enfermamos? En la portada no se da la respuesta pero sí un par de consejos (tres en realidad) rápidos. ‘Escucha a tu cuerpo, conócelo y mejora tu salud’.
El libro tiene fecha de edición marzo de 2020 pero con tanto bicho suelto por ahí llegó a las librerías con el verano y ya se está leyendo de lo lindo y cabalmente. Habla de alquimia genética. Y de la chispa de la vida (no, esa en la que estáis pensando, no; la otra, las otras). De la coherencia debida. Con nuestro cuerpo. Con nosotros mismos. Con los demás.
Eva, su canal YouTube, su libro, nos hacen sentirnos orgullosos de nosotros: “somos un prodigio de la ingeniería natural”.
Pero también y sin concesiones, no se refiere solo a alimentos tóxicos sino a compañías tóxicas. A pensamientos tóxicos.
Recomienda vibrar con la Naturaleza, hacer dietas depurativas, permitirnos ciertos lujos: un buen trozo de queso, un cigarrillo hecho con el mejor tabaco, un bizcocho bien horneado.
La idea clave es bien sencilla: siempre se nos ha dicho (y sabemos que así es) que somos lo que comemos. Bien, Eva en su libro, en su consulta, en sus charlas va un paso más allá: no se trata (solo) de lo que comemos sino de cómo lo comemos. Por muy natural, orgánica y saludablemente que nos alimentemos, si no estamos bien con nosotros mismos, si llegamos a la mesa con miedos, con problemas acumulados, no resueltos, no aparcados, nada nos sentará bien. Sí, eso es también sabiduría antigua ¿o es que no nos hablaban nuestras madres del ‘nudo en el estómago’?
Eva sabe que somos genética, recuerdos, alquimia. Cerebro y cuerpo. Y todo lo que somos y hemos sido, lo vivido por nosotros y por quienes nos rodean (e incluso por quienes fueron antes de nosotros) influye en nuestro intestino, en nuestra flora, en nuestro estómago, en nuestra ingesta. Todo.
¿El dolor? También, claro. Pero una cosa es el dolor (que existe, que es) y otra el sufrimiento que (esta reflexión da para largo, da para mucho, mejor hablarlo en directo con Eva…) resulta opcional. Tanto que a veces (demasiadas, tal vez) sufrimos por cosas que hemos imaginado y que nunca se hicieron ni se harán realidad. Pero esos fantasmas atacan a ese cuerpo nuestro. Porque él, en permanente escucha de lo que el cerebro piensa y experimenta, reacciona sus miedos, tristezas, urgencias o turbulencias.
Eva, la youtuber, la basket-ballet girl, la fisioterapeuta, la escritora, maneja decenas de ideas y reflexiones a lo largo de las 284 páginas de su libro. El secreto del bienestar, de la felicidad, ese secreto a compartir, no radica en atragantarnos con dulces, atiborrarnos de alcohol o intentar desquiciadamente amar y ser amados, sino en equilibrar nuestras emociones, regalarnos tiempo; en no hacer nada que nuestro corazón no quiera hacer. En evitar no solo los acidulantes alimentarios sino también los ácidos emocionales.
Eva, que nada, baila y escribe, cuenta en ese libro que le ha editado Planeta que acaso todo (mucho al menos) consista en aflojar la lucha y fluir con la vida. Como aquel pequeño saltamontes, sí. Be water, my friend.
BEGOÑA DEL TESO – Donostia, julio 2020