Encuentro de gigantes ante nuestros ojos
BEGOÑA DEL TESO – Donostia, diciembre 2020
Hasta el 25 de diciembre. En nuestros cielos. Ante nuestros ojos. Si las noches fueran buenas y despejadas bastaría con mirar hacia el sudoeste de nuestra ciudad, Donostia- San Sebastián, hacia el monte Ernio. Alzando los ojos, los veríamos. Veríamos a dos de los dioses fundacionales de la mitología y la leyenda de un puñado de pueblos antiguos y modernos (sumerios, etruscos, griegos, romanos e incluso los fieles de movimientos como El Camino romano a los dioses, que reconstruyen los cultos atávicos del Olimpo) enfrentándose en el firmamento justo ahora que un tercer dios está por nacer y unos sabios de Oriente, astrólogos, astrónomos, matemáticos buscan, precisamente en esos cielos, la señal luminosa para entregarle el incienso, la mirra y el oro.
El planeta Júpiter abandonó el día 21 el signo de Capricornio que escoraba su influencia a las áreas del poder y entró en Acuario, signo de agua, aire y revolución. Júpiter, el más brillante de los planetas, gran cuerpo masivo gaseoso de helio e hidrógeno, se acercó en esa su deriva hacia Saturno, el planeta que lleva el nombre de su padre, el dios oscuro que como pintasen Goya y Rubens, devoró a sus hijos para asegurarse reinado eterno. Como en todos los cuentos, alguien salvó a alguno de ellos. Y uno, Júpiter, cuando creció se enfrentó a él, le derrotó y le castigó con la pérdida de la inmortalidad.
Ama Saturno los sacrificios humanos y las fiestas celebradas en su honor, las saturnales, son el origen de nuestros carnavales.
Se encuentran padre e hijo en nuestros cielos. Saturno, como planeta, es gaseoso, de rotación incierta y fue Galileo quien primero descubrió sus anillos pero, falto de instrumentos de alta precisión los tomó por lunas.
Saturno, como criatura astrológica está relacionado con la fuerza de voluntad, la responsabilidad, la concentración y la constancia. Simboliza el sentido del deber de la persona y su actitud frente a las normas establecidas por la sociedad. Su presencia en la carta astral hará prevalecer lo material sobre lo espiritual. Rige también a pesar de haber sido como dios algo dionisiaco, báquico, los procesos de maduración y perfeccionamiento; de superación y autocrítica.
Un gigante más inmenso
Padre e hijo. Gigantes. Eternos. Se encuentran, se alinean en nuestros cielos. Desde el 21 al 25. Llevan miles de millones de años haciéndolo. Y lo hacen continuamente pero el lunes estaban tan cerca el uno del otro que cuando se juntaron pareció formasen un único cuerpo celeste, un planeta doble, un gigante más inmenso que los antes jamás contemplados. 20 años durará el ciclo de ese encuentro. Y cuando vuelva a terminar quedarán alineados de tal manera con la Tierra que dará la impresión de que vayan a chocar aunque en verdad los separan cientos de millones de kilómetros.
Pasa siempre porque inexorables son las leyes del Universo. Pasa una y otra vez y siempre miramos a los cielos. Miran los astrónomos, los astrólogos, los sabios y los pastores. Los magos y las hechiceras. Miramos nosotros y las agencias espaciales. Y todos con asombro sumo.
La Agencia Japonesa de Exploración Espacial, la FKA Roscomos rusa, el Centro Nacional de Estudios de Espacio francés, la Agencia Española Espacial, la NASA y otras tantas han corroborado que lo que vuelve tan especial a este fenómeno es que hace casi 400 años que los planetas no pasaban tan cerca uno del otro en el cielo, y casi 800 de que la alineación de Saturno y Júpiter ocurriese por la noche, como este lunes, permitiendo que todo el planeta Tierra fuera testigo de esta Gran Conjunción.
Desde el 21 hasta el día de Navidad, cuando Mr Scrooge ya haya vuelto de su viaje astral acompañado por los espíritus de las Navidades pasadas, presentes y futuras, Saturno y Júpiter se han servido del sistema solar como si fuera una pista de carreras. Cada uno ha seguido por su calle. Pero desde el lunes van tan parejos que la foto finish sería imprescindible para dilucidar el ganador, detalle que poco importa a los dioses y a los planetas, siempre triunfantes, siempre tronantes.
La llamamos La Gran Conjunción. Empezó a suceder justo el día del Solsticio Boreal. Nos dirán que fue una Ilusión Óptica, un Truco de Magia Celestial. Pero fue hermosísimo y nuestro asombro, parejo al de quien lo vieron en el año 1226. Y será parejo, a no dudarlo, del de quienes la verán (algo más simple, menos mágica) en noviembre de 2040. O de la de aquellos que resultarán ser los tataranietos de nuestros tataranietos y la verán de noche y en solsticio (que significa ‘sol quieto’) en el 2.400.
Hablan los astrólogos de que este encuentro entre dioses marca un cambio. Un cambio que en el fondo, ya vivimos. Tiempo llevan nuestras seguridades (íntimas, identitarias, sociales, políticas, espirítuales…) tambaleándose. Charlamos en Holi con la astróloga Nahikari Perez y ella, que maneja un puñado de poderosas herramientas para el (auto) conocimiento tal que el coaching, ese sistema de clasificación de la personalidad que es el Eneagrama, la Inteligencia Emocional, la Programación Neuro-Lingüística (PNL) y la Astrología Psicológica, nos invita a no sentir miedo ante el encontronazo de esas dos fuerzas olímpicas que son Júpiter y Saturno sino a experimentar el prometedor vértigo de que entramos en un tiempo nuevo donde tendremos que decidir qué y cómo queremos ser. Pero lo más fastuoso es que esta vez no hay hoja de ruta, no hay mapas. No podemos tirar de la experiencia. Hemos de inventar. Hemos de volvernos acuarianos. Como los Géminis, seres de aire. Hemos de tomar decisiones. Sin apuntes. Nosotros, los nuestros, los gobiernos. En 1226 empezó a caer el feudalismo. En 2021 hemos de saber si el mundo y nuestro interior nos siguen interesando tal como han sido hasta ayer.
Dos planetas, dos dioses. Dos energías. Conjuntadas, complementarias. Y nosotros testigos. Pero también actores. Intentemos ser, como esos planetas, olímpicos, épicos. Porque el astrónomo, astrólogo, químico, geógrafo y matemático griego Ptolomeo escribió en tiempos muy pasados (vivió entre el año 100 y el 170) y astrónomos e historiadores del norte de África como Ibn Azzuz y Al Baqqar confirmaron siglos después: “No descuides el asunto de las 120 conjunciones de los planetas pues ellas contienen un conocimiento sobre gran parte de lo que ocurrirá en el mundo.”
BEGOÑA DEL TESO – Donostia, diciembre 2020